Pues sí, he vuelto a batir el récord de abandono del blog. Si este blog fuese un animal, estaría desaguiñado y androjoso, uñas largas, con los ojos entrecerrados y doloridos por darle la luz del sol después de 2 años y medio a oscuras. Emitiendo sonidos guturales al verme, arrinconado en la sombra. Desconfiado. O eso o si fuera humano ha estado de puta madre en una isla desierta, con un taparrabos tocándose la barriga durante mucho tiempo. He venido a sacarle de la isla y me dice que me olvide, que me marche por donde me vine.
Buff, sinceramente, dejé de escribir por pereza, por falta de tiempo o por (pon aquí una excusa tonta). El abandono puede ser por la entrada de Twitter. Es más cómodo y rápido. Sacas el móvil, pones la chorrada de turno y ale, a enviar. Pero bueno, escribir siempre me ha gustado. Alguna vez me acordé de algún desvarío escrito por aquí. Con lo escatológico que soy creo que Cagando a hurtadillas es mi desvarío favorito y es algo que día a día vivo en mis carnes.
El curro bien, sigo siendo informático. Mi sueño de ser charcutero se desvanece. Me hago mayor y ya no me veo cortando chopped y dando conversación a ancianas. Ahora cojo el cercanías y sí, me sigue encantando poner la oreja. Creo que estoy aprendiendo rumano, en plan Guerrero Nº 13 (este recurso creo que ya lo he utilizado por aquí). Hay muchas señoras rumanas en mi tren y me gusta inventarme conversaciones desvergonzadas. Seguramente que la realidad no tenga que ver con lo que se me pasa por la mente pero me gusta pensar que dicen chorradas. Me paso hora y media al día en el tren y creo que ya me ha pasado de todo, de ver a un señor frotándose con otro señor, de dormirme y estampar mis cascos cutres contra la ventana de un cabezazo y romperlo por tres sitios distintos o cuando eché una cabezadita y me desperté en Aranjuez, saltándome como 10 paradas. El transporte público y yo cuantas aventuras hemos pasado juntos...
También me operaron hará año y medio. Me quitaron las dos pelotas. No, las de abajo no, las de la garganta. El médico un cachondo, justo lo último que escuché fue después de sedarme fue un: "bueno, pues empecemos el cambio de sexo". Creo que nadie superará esa coña (el médico no cumplió su amenaza).
De los que no saben nada de mí después de tanto tiempo, le digo como a mi madre, estoy chachi, como bien y cuando hace frío me abrigo. Ya actualizaré esto dentro de dos años y medio o dentro de dos semanas. Un besiiiii.