Desde que vivo solo tengo miedo a una cosa. Levantarme por las mañanas y ver un trozo de papel dentro del váter. Ya me ha pasado cuatro veces. No estoy vacilando. Es la verdad. No comprendo este hecho y no tiene explicación. Me despierto, voy al baño a hacer mi pipí mañanero (de cacota nada, soy más de ir sobre las 15:30 o por ahí) y ahí está, ese pequeño trozo de papel, cuadrado y empapado de agua donde se distingue los relieves de los dibujitos de los perritos (sí, uso del caro).
Pero, ¿cómo ha llegado hasta ahí? Tengo tres teorías:
1 - Soy sonámbulo y voy al baño por las noches. Improbable.
2 - Mi vecina es una asidua de mi blog, se cuela en casa para acojonarme para que escriba este desvarío y se eche unas risas. Podría ser.
3 - Mi casa está construida encima de un antiguo cementerio indio y me acojonan... Un momento, yo no creo en fantasmas... Pero sí creo en el Tío Camuñas y esto vuelve a cobrar sentido. Los fantasmas son incorpóreos, por lo tanto no comen (si se llevan comida a la boca la echan inmediatamente por su culo invisible, véase Los Cazafantasmas o Cásper para que veáis que tengo razón). Si no comen, no tienen necesidad de usar papel higiénico. Pero el Tío Camuñas se harta de comerse a los niños malos que no hacen los deberes, pegan a otros niños o no hacen caso a sus madres. Viene a mi váter porque fue antiguo inquilino de mi piso, tiene las llaves y le pilla cerca de su escondite donde mata, descuartiza y se come a estos niños. Cuando sale le entra el apretón y viene a casa. Casi segurísimo que éste es el motivo!!
Hale, solucionado el misterio!
PD: Desde aquí quiero romper una lanza a favor del Tío Camuñas. Él sólo se come a los niños malos. Si fuera mala persona, haría caca en la calle o tiraría de la cadena mientras duermo lo cual me despertaría. Además, estoy casi seguro que él es quien me arropa por las noches. Hay mucho incomprendido en esta sociedad.