¡Mañana lo hago! Creo que es la frase que más he pensado y dicho en mi vida junto a "Dios, que buena está" (cómo no mi parte depravada sale a la luz). Sea estudiar, colocar el cuarto, comprar algo, hacer papeleo, ... lo que sea., mañana lo hago... y Mañana llegó y me da pereza.
Os voy a poner un ejemplo. Cuando pongo la lavadora (sé que últimamente hablo mucho de ella pero sé que es interesante el tema, muchos me preguntáis por ella asi que os informo que sigue sin tragar el agua y hay que vaciarla a mano y es un engorro. Creemos que el problema es por culpa de un atasco en el tubo. Ya os iré contando), la tiendo después y luego la amontono en una silla en mi cuarto. Pues ha llegado haber 3 lavadoras en esa silla. Mi intención es plancharla. El sábado veo esa torre de textil tambaleandose, desafiando a las leyes de la física moderna. Pues el mejor día es un domingo, asi que mañana lo hago.
El día de las buenas intenciones. Los domingos queremos hacer todo y realmente luego no hacemos nada. Ir al campo, al cine, al parque, ... y planchar en mi caso. Los domingos me suelo levantar en estado lastimoso (tres de la tarde más o menos), asi que digo... después de comer. Después de comer me apetece ver la tele, o echarme una partida. Y luego me apetece merendar, y luego salir a tomar cerveza con los amigos, y luego cenar, y luego ... (pon aquí lo que quieras, y eso no, so guarro! :P ).
El día de las buenas intenciones sólo vale para cosas que dan pereza y que no son divertidas porque si algo te gusta o te interesa levantas el culo de la silla echando leches, como Steve Urkel cuando llamaba Laura Wislow (¿por qué me acuerdo de esto ahora?).
Pues nada, voy a poner refuerzos a la torre de ropa que si se cae puede ocurrir una desgracia...
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