jueves, 31 de marzo de 2011

Cliente insatisfecho

Últimamente me ha dado por pensar. En serio, ahora pienso muchísimo. Por ejemplo cuando veo un guante tirado en el suelo de la calle siempre pienso, ¿dónde estará el otro? Con los patucos de los niños me pasa igual.

Pero esta vez era distinto. Delante de la puerta del Vips que tengo al lado del curro, vi una tarjeta del club Vips rota, doblada por la mitad. Encima estaba lloviendo y tenía un charquito de agua en ella. Pues me dio pena, mucha pena. Me imagino la situación, un cliente insatisfecho porque el local estaba lleno, al cabo de un buen rato le dan una mesa, le tardan en servirle y en cuanto le traen su gran Sandwich Brooklyn y ya lleva la mitad comido descubre que había un pelo dentro. Se quejó al camarero, llamó al encargado, puso el grito en el cielo y nadie le hizo caso, se enfadó y salió gritando por la puerta: Nunca más volveré a este sitio!!!! Mientras doblaba la tarjeta y tiraba al suelo con ira. Pobre tarjeta, con la cantidad de descuento que le había dado...


O quizás no pasó nada de esto. Puede ser que el cliente le tratasen genial, todo estaba rico y cuanto fue a pagar descubrieron que la tarjeta estaba caducada y le dieron una nueva, arrojando la vieja al suelo. Pero creo que esto sería lo aburrido si pasara... Mejor imaginarse la primera.

jueves, 10 de marzo de 2011

Testeando desodorante

Creo que hoy ha sido el primer desorante RollOn que he comprado en mi vida. Quizás el último, quizás no.¿Por qué? Al quitar el precinto me he encontrado un pelo en toda la bola. ¿Cómo ha llegado el pelo ahí? En el supermercado imposible ya que estaba precintado. La lógica hace pensar que ha sido en fábrica. ¿Por qué un pelo en mi desodorante?

Me gusta pensar que la empresa del desodorante (empieza por N y termina por IVEA) cuida todos los detalles de su producto y que cada uno de ellos es probado por un selecto grupo de sobacos escogidos por un estudio meticuloso. O eso o que el gañan que se dedica a poner el tapón lo haya probado antes de hacer su trabajo. Me decanto por esta última opción. Pero quiero ir más allá. ¿Por qué este trabajador se puso desodorante? Me imagino la situación. 20:00 de un viernes cualquiera. Nuestro anónimo (doy por hecho que es un tío porque una tía con un pelo en la axila me haría replantearme mi sexualidad) ha quedado con un chica justo después de salir de la fábrica y se ha dado cuenta que le canta el ala. Ha mirado a la izquierda, ha mirado a la derecha. Nadie le estaba viendo. De modo ninja, ha cogido el bote y zas zas! Sobacos frescos lo que da lugar a una cita perfecta y la felicidad de una nueva pareja.

Y si algo tan bonito pasó... ¿por qué ahora voy a ser tan escrupuloso de usar mi desodorante?

jueves, 3 de marzo de 2011

Macarrones a lo "Algo paso con Mary"

Lo primero, y no confundirse, el ingrediente secreto no tiene nada que ver con el título, no seais asquerositos...

Antes de ayer me pasó algo sobrenatural, escalofriante, algo que la ciencia no puede explicar, quizás la ciencia infusa sí. Estaba haciendo mi tradicional olla de macarrones para tres días. Consiste en tener macarrones para matar el hambre cuando no me apetece cocinar. Ingredientes: 500 gr de macarrones, 2 tetrabricks de tomate, 4 latas de atún, un sobre de bacon, 6 tranchetes, sal y pimienta.

Eché un brick de tomate a la olla (cortándolo previamente, y echando el contenido, no con el brick entero en la olla, gañanes). Apreté para que saliese más rápido y me saltó un chorro hacia el pantalón. Por inercia y reflejos, rápidamente abrí las piernas para que no me manchara mientras gritaba un "Noooooo" mentalmente. Ya pensaba que había manchado mi pantalón blanco recien planchado. Fui a mirar y aquí es donde viene lo preocupante... No había rastro de él.

¿Dónde fue el chorro de tomate? Mis pantalones y zapatillas estaban intactos, el suelo también. Por culpa de Algo pasa con Mary lo primero que hice fue tocarme las orejas por si estaba ahí. Nada.

He estado reflexionando sobre el tema. Creo que tengo superpoderes y teletransporté a otro sitio ese chorro. Asi que querido lector, si por casualidad un día recibiste un chorrazo de tomate frito en la cara y no sabes por qué, así fue.